miércoles, 22 de enero de 2014

'Vamos despacio, porque vamos lejos.'

Me doy cuenta que ya no extraño como antes su ausencia, que empiezo a ser positiva ante la distancia, pero noto también que, aunque no duele, el amor no se va. 

Extraño todas esas noches en vela, hablando con él por teléfono y sintiéndole aquí, al lado, cuando estaba a cientos de kilómetros. Extraño lo viva que me hacía sentir y lo bonito que era todo. Extraño esas llamadas de buenas noches, y también las de buenos días. Extraño sus promesas, todas ellas.

Es difícil ¿sabes? Eso de superar que la persona a la que amas, no te amará nunca jamás. Pero supongo que para él fue más fácil. Que sólo tuvo que enamorarse de mi y hacer que me enamorara de él, para después descubrir que yo no era tan perfecta como creía y dejarme sola, con cientos de mensajes antiguos y un número de teléfono que no volvería a marcar. 

Será difícil de comprender, pero a pesar de todo, todavía le quiero. Debería odiarle después de todo lo que me hizo, pero por alguna extraña razón le perdonaría una y mil veces más. En realidad esa razón no es tan extraña, es porque sigo enamorada. Y sí, estoy consiguiendo olvidarle, pero va a llevarme su tiempo. Tiempo como aquel que él me hizo perder y que nunca recuperaré.

Pero eso pasa ¿no? Hay que besar muchas ranas antes de que se conviertan en príncipe. 

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